Cuando estaba hoy sentada en esa casa,
en aquella silla,
era como si todo me perteneciera,
como si yo fuera parte por primera vez de este mundo que nos rodea.
Cuando sentí el sabor amargo y a la vez dulce
que desprendía esa copa de vino,
cuando me hundía en esos enormes ojos negros,
sospechosos, inciertos, desconocidos,
pero a la vez llenos de desolacion
que necesitaban un concepto,
una verdad que jamás podrá descubrir
o que por lo menos una mente inferior como la nuestra no se digna a buscar en los lugares más...
Las ganas de dar vueltas me invadían,
de sentir esa pasión,
la música dentro de mi,
sintiendo tus ojos cada vez más y más
reflejados en mi alma
que se ha dejado de pavadas
y ya no está tan apagada.
Cuando arranqué esa flor amarilla,
sintiendo ganas de ser libre
tan pero tan libre,
una añoranza imposible,
un deseo prohibido,
que se perdía en un pensamiento difuso.
Sólo existíamos tú y yo
lo demás era falso, superficial
o tal vez tú y yo lo eramos
o todo era una historia construida por una mente de niña
que todo suele inventar,
sin principio,
sin fundamento
y que termina inconcluso.
Te necesito, me haces falta,
hombre de los mantos grises,
esperando tu llamada en una noche incierta,
en un día desolado,
con una esperanza absurda
y un deseo constante de amarte
y sobretodo de sentirte.
Estoy temblando,
como nunca lo había hecho,
siento un gran antojo de sentirte esta noche a mi lado
pero también un deseo contante a la soledad
que me logra irritar.
Cuando escucho que me amas
siento como si todo fuera un sueño
o una de las pasadas que te suele dar el destino
ese payaso cretino
que hizo que el hombre de lágrimas doradas
y la niña de la lampara de hielo
se amarán.
Siento mis manos, solo mis manos,
se encuentran frías,
echada sobre una cama,
sin lograr conciliar el sueño,
con una depresión cuya razón no es comprendida.
Con mentiras fue creciendo el árbol de manzanos
y murió aquel día,
hace poco sembré otro al azar
en un desierto donde no hay nada que pueda hacerlo crecer
pero si lo planté es porque sé que no morirá y persistirá
hasta que el día se torne rojo,
los pájaros dejen de volar,
las personas aprendan a soñar y dejen de odiar,
la envidia y la vida superficial se vaya y quede quien sabe qué.
Las ganas de sacar lo que tengo dentro
las ganas de decir lo que siento me invaden,
la necesidad de creer en algo
lo suficientemente inteligente que descarte toda posibilidad de dudas
han sido olvidadas a partir de este momento,
cuando me di cuenta que no hay libertad que no sea creada por la mente,
que no hay expresión que sea repugnante,
y donde no hay amigo eterno,
sólo miradas,
un mundo hecho y no sé si derecho,
y personas de plástico que habitan en él
y que luego desaparecen de un momento a otro,
cuando lo creen necesario
o cuando descubren la cruel verdad
no me preguntes cuál es
¿por qué?
porque aún no he muerto
o por lo menos no me he dado cuenta de haberlo hecho.
Tal vez todo el mundo,
esa gente de plástico que creyó escuchar un disparo penetrado en mi cráneo
o esa gente que escuchó un grito en la ocuridad lo crea,
pero yo, yo no
para mi la vida sigue,
tal vez no de esa forma material
pero sigo logrando ver esa paz interior,
esa inexplicable desdicha
y esas ansias de reír
sigo sintiendo un rayo azúl con manchas rojas,
clavado en mi alma,
clavado en todo mi...
El cansancio me invade,
tal vez ha llegado el momento de decir adiós
a almas inhumanas,
a corazones falsos,
a ángeles hipócritas,
a lágrimas de cocodrilo,
a ti
y a esa fueza superior que me creó
o me puso en este mundo para habitarlo
y luego cerrar el telón de esta obra de teatro
y hacerme desaparecer.
La muerte llego con su cara vagabunda,
con esa cara,
que JAMÁS,
óyelo bien, JAMÁS PODRÉ OLVIDAR...
en aquella silla,
era como si todo me perteneciera,
como si yo fuera parte por primera vez de este mundo que nos rodea.
Cuando sentí el sabor amargo y a la vez dulce
que desprendía esa copa de vino,
cuando me hundía en esos enormes ojos negros,
sospechosos, inciertos, desconocidos,
pero a la vez llenos de desolacion
que necesitaban un concepto,
una verdad que jamás podrá descubrir
o que por lo menos una mente inferior como la nuestra no se digna a buscar en los lugares más...
Las ganas de dar vueltas me invadían,
de sentir esa pasión,
la música dentro de mi,
sintiendo tus ojos cada vez más y más
reflejados en mi alma
que se ha dejado de pavadas
y ya no está tan apagada.
Cuando arranqué esa flor amarilla,
sintiendo ganas de ser libre
tan pero tan libre,
una añoranza imposible,
un deseo prohibido,
que se perdía en un pensamiento difuso.
Sólo existíamos tú y yo
lo demás era falso, superficial
o tal vez tú y yo lo eramos
o todo era una historia construida por una mente de niña
que todo suele inventar,
sin principio,
sin fundamento
y que termina inconcluso.
Te necesito, me haces falta,
hombre de los mantos grises,
esperando tu llamada en una noche incierta,
en un día desolado,
con una esperanza absurda
y un deseo constante de amarte
y sobretodo de sentirte.
Estoy temblando,
como nunca lo había hecho,
siento un gran antojo de sentirte esta noche a mi lado
pero también un deseo contante a la soledad
que me logra irritar.
Cuando escucho que me amas
siento como si todo fuera un sueño
o una de las pasadas que te suele dar el destino
ese payaso cretino
que hizo que el hombre de lágrimas doradas
y la niña de la lampara de hielo
se amarán.
Siento mis manos, solo mis manos,
se encuentran frías,
echada sobre una cama,
sin lograr conciliar el sueño,
con una depresión cuya razón no es comprendida.
Con mentiras fue creciendo el árbol de manzanos
y murió aquel día,
hace poco sembré otro al azar
en un desierto donde no hay nada que pueda hacerlo crecer
pero si lo planté es porque sé que no morirá y persistirá
hasta que el día se torne rojo,
los pájaros dejen de volar,
las personas aprendan a soñar y dejen de odiar,
la envidia y la vida superficial se vaya y quede quien sabe qué.
Las ganas de sacar lo que tengo dentro
las ganas de decir lo que siento me invaden,
la necesidad de creer en algo
lo suficientemente inteligente que descarte toda posibilidad de dudas
han sido olvidadas a partir de este momento,
cuando me di cuenta que no hay libertad que no sea creada por la mente,
que no hay expresión que sea repugnante,
y donde no hay amigo eterno,
sólo miradas,
un mundo hecho y no sé si derecho,
y personas de plástico que habitan en él
y que luego desaparecen de un momento a otro,
cuando lo creen necesario
o cuando descubren la cruel verdad
no me preguntes cuál es
¿por qué?
porque aún no he muerto
o por lo menos no me he dado cuenta de haberlo hecho.
Tal vez todo el mundo,
esa gente de plástico que creyó escuchar un disparo penetrado en mi cráneo
o esa gente que escuchó un grito en la ocuridad lo crea,
pero yo, yo no
para mi la vida sigue,
tal vez no de esa forma material
pero sigo logrando ver esa paz interior,
esa inexplicable desdicha
y esas ansias de reír
sigo sintiendo un rayo azúl con manchas rojas,
clavado en mi alma,
clavado en todo mi...
El cansancio me invade,
tal vez ha llegado el momento de decir adiós
a almas inhumanas,
a corazones falsos,
a ángeles hipócritas,
a lágrimas de cocodrilo,
a ti
y a esa fueza superior que me creó
o me puso en este mundo para habitarlo
y luego cerrar el telón de esta obra de teatro
y hacerme desaparecer.
La muerte llego con su cara vagabunda,
con esa cara,
que JAMÁS,
óyelo bien, JAMÁS PODRÉ OLVIDAR...
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