Camino a otro destino, otro viaje, ya no uno de ilusiones rotas sino uno en familia, esos que te acogen, esos que no haces hace mucho y que ya ni recordabas como eran... Viajes de aceptación, de querer cambiar las cosas, y de darte cuenta que no se pueden cambiar, que no las controlas, que difícil es no controlar el tiempo, las enfermedades, la muerte, que difícil darte cuenta que aún no tienes hijos, que ganas de tenerlos solo para ver la cara de tu papá haciéndoles trucos de magia, avanzan las cuerdas contra el reloj, sin un amor con quien compartir eso o soñar con tenerlo, sin una esperanza que suceda pronto porque cada ilusión se desvanece así como llega... rápido sin pena, sin arrepentimiento, con prisa, que daría por poder demostrarle qué tal vez si podíamos ser, esa combinación que no es perfecta pero que esconde en esa imperfección su esencia... Aceptar lo que me está pasando me tomó mucho tiempo, mejor dicho me sigue tomando, no es fácil... ver cómo avanzan...